UN
UNIVERSO QUE ES PARCIALMENTE VISIBLE Y PARCIALMENTE INVISIBLE
Por:
Maurice Nicoll
Lo
que no alcanzamos a captar en nuestro entendimiento es que la presión de la
vida exterior no disminuye en virtud de los nuevos descubrimientos.
Únicamente
complica nuestras vidas más y más.
No
sólo vivimos de pan, sino del Verbo.
Lo
que necesitamos no es únicamente nuevos hechos y mayores comodidades, sino
ideas y estímulos de los nuevos significados.
El
hombre es su comprensión, es aquello que comprende; el hombre no es la
posesión que tiene de los hechos ni el cúmulo de invenciones y de comodidades.
Únicamente
a través de su propia comprensión, de una comprensión que haya obtenido
mediante su propio y duro esfuerzo, podrá sobrellevar la presión de las cosas
externas.
Sin
embargo, es evidente que nada puede detener el impulso general de los
acontecimientos actuales.
En
la civilización occidental no hay ninguna fuerza discernible que sea lo
suficientemente poderosa para sobreponerse a este impulso, y el mundo moderno
tiene aún que aprender a entender que el punto de vista del naturalismo es a la
larga, el peor enemigo del hombre.
Parece
suficientemente lógico subrayar tan sólo el tercer término, el visible y
tangible.
Pero
el hombre es algo más que una máquina lógica.
Nadie
puede entenderse a si mismo ni comprender a los demás únicamente por medio del
ejercicio de la lógica.
En
verdad poco es lo que podemos comprender por medio de la lógica.
Pero
la tiranía de esta facultad (la lógica), puede convertirse en algo tan poderoso
y grande que puede llegar a destruir mucho de lo emocional e instintivo en el
hombre.
Contrastando
con el naturalismo, existe el antiguo punto de vista que sitúa al hombre en un
universo creado, en un universo
que es parcialmente visible y parcialmente invisible, que por una parte está en el tiempo y, por otra, fuera del tiempo.
Tal
cual lo vemos, el universo es sólo un aspecto de la realidad total.
Como
criatura de los sentidos, el hombre únicamente sabe de apariencias y estudia
apariencias.
El
universo no es tan sólo una experiencia sensorial, sino que es también una
experiencia interna.
O
sea que así como hay una verdad externa, también la hay interna.
El universo es tanto visible como invisible.
En
el aspecto visible —el tercer término— se encuentra el mundo de los hechos.
En
el invisible —el primer término— se encuentra el mundo de la idea.
El
hombre se encuentra entre los aspectos visible e invisible del universo; está
relacionado con uno por medio de los sentidos, y con el otro por medio de su
naturaleza interior.
Al
llegar a cierto punto, el aspecto externo y visible del universo queda
abandonado, por asi decirlo, y pasa a la experiencia interior del hombre.
Dicho
de otro modo, el hombre es una cierta relación o cierta proporción entre lo
visible y lo invisible.
Debido
a esto es que el sentido externo de la vida no le basta y las mejoras externas
para su existencia jamás le dejarán satisfecho.
El
hombre tiene necesidades internas.
La vida emocional del hombre no se satisface mediante las cosas externas.
Su
organización no puede explicarse únicamente en términos de adaptación a la vida externa.
El
hombre necesita ideas que le den algún significado a su existencia.
En
el hombre hay ALGO que puede crecer y desarrollarse, hay un estado por venir
de si mismo, y esto no se encuentra en ningún 'mañana', sino que está por
encima de él.
Existe
cierto conocimiento que lo puede cambiar, un conocimiento de una realidad muy
distinta a aquel que únicamente trata de los hechos relativos al mundo
fenomenal, un conocimiento que cambia su actitud y su comprensión, que puede
obrar sobre él internamente y producir una armonía entre los elementos
discordantes de su naturaleza.
En
muchas de las filosofías antiguas se dice que esta es la principal tarea del
hombre, su verdadera tarea.
Por
medio del conocimiento interior es que el hombre encuentra la verdadera
solución a todas sus dificultades.
Es
preciso entender que la dirección de este crecimiento no es hacia fuera, hacia
los negocios, la ciencia o la actividad externa, sino hacia dentro, en la dirección
del conocimiento de si mismo; y es a través de esto que se produce un cambio en el ser consciente.
En
tanto el hombre esté vuelto tan sólo hacia fuera, en tanto sus creencias lo
vuelquen hacia los sentidos como único criterio de lo 'real', en tanto crea
tan sólo en apariencias, no podrá cambiar en si mismo.
No
podrá crecer en su sentido interno.
A
través del punto de vista naturalista, se priva a si mismo de todas las
posibilidades de un cambio interior.
Tiene
que relacionarse con el 'mundo de la idea' antes de poder comenzar a crecer.
Tiene
que poder sentir que en el universo hay algo
más que lo que es aparente a los sentidos.
Tiene
que sentir que hay otros significados posibles, otras interpretaciones, pues
únicamente de esta manera podrá su mente 'abrirse'.
Tiene
que haberle llegado el sentimiento y la sensación de que hay algo más.
Tiene
que haberse preguntado '¿qué soy?', y qué puede significar la vida y qué
sentido tiene su propia existencia.
Tiene
que haberse producido cierta clase de interrogantes en su alma.
¿El
significado de la existencia es algo más de lo que aparenta ser?
¿Vivo
en medio de algo más grande que lo que revelan mis sentidos?
¿Son
todos mis problemas únicamente externos?
¿Es
el conocimiento del mundo exterior el único conocimiento posible?
Maurice
Nicoll
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