EL
TIEMPO VIVO
Por:
Maurice Nicoll
La
actitud que asumimos al ver el
mundo en el tiempo, trae consigo un nuevo sentido del ambiente.
Esto
corresponde a algo innato en el alma.
Nuestra
vida nos rodea.
No yace
únicamente en el mañana; no pasa.
No
precisamos poner este sentido del ambiente en algún 'después' futuro para satisfacer
el alma.
Trabajamos
en el campo permanente de
nuestra propia vida.
Y
también trabajamos en el inmenso y común campo del tiempo vivo, del que
habitamos sólo una pequeña porción.
Son
únicamente nuestros sentidos los que lo convierten todo en tiempo que pasa, en
muerte y destrucción.
En la
literatura, en la arquitectura, en el arte encontramos algunas señales que
provienen de otras partes del tiempo vivo.
Aquello
que leemos y que proviene de aquellas partes que nos rodean, pertenece al mundo
vivo.
¿Podemos,
entonces, pensar que hemos superado aquellas ideas que nos llegan de lo que
nosotros consideramos como un pasado muerto?
No; pues
toda la historia es un hoy día
vivo.
Todo el
pensamiento se encuentra en el hoy día de la humanidad.
A través
de toda su extensión en el tiempo la humanidad está pensando.
Situados
en algún punto de este inmenso círculo de la humanidad, siempre presente bajo el ojo de lo Eterno, nosotros, los así
llamados modernos, estamos ahora presenciando un ángulo de la totalidad, una
sección del mundo, un radio de la verdad.
Este
pequeño hoy día de nosotros, y que tomamos como la cima del progreso, es una
fracción del Hoy Día en sí.
Pero a
menos que el tiempo que pasa se desprenda de nosotros, nunca lo podremos
comprender.
Ha de
cambiar el sentido del tiempo.
Hemos
de aprender a pensar más allá del tiempo, fuera del tiempo, y a menos que
dudemos de nuestra existencia temporal, a menos que comencemos a pensar de una
manera diferente acerca de todas las cosas, y a menos que demos UNA
INTERPRETACIÓN COMPLETAMENTE NUEVA A NUESTRAS VIDAS, no podremos cambiar
nuestro punto de vista, que es EL PUNTO DE VISTA DE LA ILUSIÓN.
Pensar
acerca del Tiempo en si nos
acerca un poco más al sentido y significado de la Eternidad.
Cesa el
movimiento avasallador del tiempo que pasa.
Y de una
dirección indefinible, intermitentemente, viene hacia nosotros el sentido del ahora.
Cambia
el sentimiento de la vida.
Cambia
la dirección de nuestros esfuerzos.
Cambia la
valorización de todas nuestras experiencias.
Percibimos
aquello de lo que debemos huir, ese insensato círculo de nuestras reacciones.
Y al
percatarnos de que el punto de vista puramente temporal no nos da nada, o bien
que nos arrebata inmediatamente lo que nos da, nos percatamos de la
inexpresable gracia que es trascender la enorme ilusión de los sentidos.
Entonces
comienzan a llegarnos NUEVAS EMOCIONES que no podían habernos llegado de
ninguna otra manera.
Comienza
una nueva acción de la mente, una nueva manera de pensar acerca de todas las
cosas, en términos de toda la vida y
de ahora.
El
Tiempo aparece por encima del espacio, y por encima del constante Mundo del
Tiempo aparece el constante Mundo de todas las posibilidades, que es el Mundo
de lo Eterno.
Este
nuevo sentido del ambiente es lo que produce la integración de la vida.
El mero
sentido del tiempo que pasa va contra el.
Porque
en relación al tiempo que pasa, 'cada uno de nosotros está hecho de diez mil
estados sucesivos y diferentes, una derrumbe de unidades, una multitud de
individuos'. (Plutarco).
Bajo la
ilusión del tiempo que pasa no podremos tener unidad.
Ser es
tener el sentido permanente de alguna
otra cosa.
Y como
lo dice Plutarco, en el tiempo que pasa no hay ningún ahora.
'Pues
estrechamos el ahora en el
futuro o en el pasado, como si debiésemos tratar de ver un punto que
necesariamente corre a la derecha o a la izquierda'.
No puede
haber ninguna unidad sin el sentido de lo invisible, no puede haber
integración, no puede haber nada sino una serie de estados sucesivos, el
siempre cambiante caleidoscopio de los pequeños 'yoes'.
Para la integración se precisan
ideas que detengan el tiempo, y estas ideas deben alimentarse continuamente.
Tan sólo
a través de tales y tan particulares esfuerzos es que podremos darnos cuenta
de nuestra propia invisibilidad; tan sólo así, de este modo, pueden llegarnos
semejantes ideas y nutrirnos.
Sin este
esfuerzo CAEMOS a cada instante, quedamos “postrados y sin vida”, en la
abrumadora corriente del tiempo y de los acontecimientos, y en el círculo de
nuestras reacciones.
Pues a
cada instante podemos hundirnos en nuestro estado habitual de conciencia donde no
hay posibilidad alguna de integración, y en el que, de cierto, somos y no
podemos ser sino una división de innumerables y contradictorias partes que
continuamente nos roban de nosotros mismos.
Entonces
quedamos “dormidos” en las apariencias, perdidos para nosotros mismos, pues el
sentido de lo que somos deriva únicamente de la siempre mudable respuesta al
revoloteo de las apariencias.
Entonces
es cuando todos los acontecimientos nos arrastran en pos de ellos.
CADA
ACONTECIMIENTO vampiriza nuestras energías, y las consume.
La vida
nos arrastra, hacia arriba y luego hacia abajo.
Y la
ilusión del tiempo que pasa, y el únicamente pensar en términos de tiempo, nos
hace fijar la vista siempre en un mañana que
no llega nunca, pues ¡siempre será mañana!
De modo
que vivimos delante de nosotros mismos, tensos, en el tiempo, y jamás estamos acá.
Jamás
estamos en el lugar donde verdaderamente estamos, el único lugar donde puede
ocurrir algo real y ahora.
Si dos
personas se encontrasen en este lugar, en verdad se encontrarían.
Se
conocerían la una a la otra.
Pero en
el tiempo que pasa no podemos conocernos.
Nuestros
cuerpos se codean, pero no tenemos tiempo
de conocernos los unos a los otros, ni tenemos tiempo para conocernos a nosotros mismos, pues sólo podemos
encontrarnos en el ahora.
Todo lo
demás no es sino teoría, fantasía.
El
misterio del tiempo yace en nosotros mismos.
Podemos
luchar para despertar a un nuevo sentido del tiempo y a un nuevo sentido de
nosotros mismos.
Podemos
luchar y de este modo llegar más allá de lo que ya somos, y de lo que creemos
ya saber.
Pero en
toda lucha de esta naturaleza nos daremos cuenta de que el misterio es uno mismo, que todo está en uno mismo,
en aquello que uno toma como si fuera
uno mismo.
El
océano místico de la existencia no ha de cruzarse como si estuviese o fuese
algo de nosotros
Está en uno mismo.
El
hombre con seguridad que podrá darse cuenta de que es algo invisible en él.
Y cuando
verdaderamente palpe el ahora
se dará cuenta de que todas sus vidas, las que ha vivido y las no vividas se
juntan aquí, más allá de todas las condiciones del tiempo que pasa, y que lleva
en sí todo cuanto necesita para sobreponerse a sus problemas más difíciles;
que yace en este ahora el cual,
si no consigue descubrirlo, quedará reemplazado siempre por la corriente del tiempo
que pasa.
Al darse
cuenta de lo que puede significar el asir el ahora, captará una vislumbre del significado de aquella extraña
frase en la Sabiduría de Salomón:
'El,
perfecto en poco tiempo, colmó un largo tiempo'.
Maurice
Nicoll
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