LA VIDA YACE EN UN
ESPACIO SUPERIOR
Por: Maurice Nicoll
Percibir internamente
que la vida yace en un espacio superior como un proceso velado a los sentidos,
significa que tenemos que estar dispuestos a aferrar una idea; y esta
idea abre las puertas a la vida, le permite entrar aún a la vida y hace que
cambie todo su sentido.
Comienza uno a romper
la ilusión del tiempo que pasa.
Comienza a
desaparecer la nada relativa que atribuimos al ayer y al mañana.
Hablando desde otro
punto de vista, Eckhart dice que 'si nos aferramos a la distinción entre hoy y
mañana y ayer, estaremos aferrándonos a la nada'.
En el espacio
superior el tiempo no existe en la forma como nosotros lo comprendemos, nada
hay en él de nuestro pasado, presente o futuro; nada demuestra ayer, hoy y
mañana.
Con el sentido del tiempo
en sí, con el sentido de la magnitud de toda existencia, ¿no dejaríamos de
contar el tiempo como lo contamos?
¿No dejaríamos de
hacer las diferencias particulares que hacemos entre ayer, hoy y mañana?
Pues somos nosotros
mismos los que establecemos las barreras entre ellos, y pensamos que podemos
huir hacia 'mañana'.
Pero, en realidad,
todo es lo mismo, todo es ¡'hoy día'!,
es la vida misma.
Nosotros la cortamos
en un punto pequeño que determina nuestro bienestar o nuestro dolor.
El mañana es aún la
vida de uno; toda la vida forma un ¡HOY
DÍA!, y no podemos huir de nuestra vida.
Toda mi vida ¡ES!.
De todo cuanto es mi
vida, he de decir que ¡ES!.
Comience el lector a
tomar nota de los sentimientos que empiezan a surgir con este llamado a la vida,
aparte de este momento presente de la existencia y de la distinción que
hacemos entre ayer y mañana.
En contraste con
estos sentimientos hallamos nuestra psicología del momento presente.
Esta psicología
(nuestra psicología del momento presente), es lo que gobierna EL AMOR PROPIO Y
LA CREENCIA EN EL TIEMPO QUE PASA.
Maurice Nicoll
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