lunes, 1 de junio de 2015

LA VIDA YACE EN UN ESPACIO SUPERIOR

LA VIDA YACE EN UN ESPACIO SUPERIOR
Por: Maurice Nicoll

Percibir internamente que la vida yace en un espacio supe­rior como un proceso velado a los sentidos, significa que tenemos que estar dispuestos a aferrar una idea; y esta idea abre las puertas a la vida, le permite entrar aún a la vida y hace que cambie todo su sentido.

Comienza uno a romper la ilusión del tiempo que pasa.

Comienza a desaparecer la nada relativa que atribuimos al ayer y al mañana.

Hablando desde otro punto de vista, Eckhart dice que 'si nos afe­rramos a la distinción entre hoy y mañana y ayer, estaremos aferrándonos a la nada'.

En el espacio superior el tiempo no existe en la forma como nosotros lo comprendemos, nada hay en él de nuestro pasado, presente o futuro; nada demuestra ayer, hoy y mañana.

Con el sentido del tiempo en sí, con el sentido de la magnitud de toda existencia, ¿no dejaríamos de contar el tiempo como lo contamos?

¿No dejaríamos de hacer las diferencias particulares que hacemos entre ayer, hoy y mañana?

Pues somos nosotros mismos los que establecemos las barreras entre ellos, y pensamos que podemos huir hacia 'mañana'.

Pero, en rea­lidad, todo es lo mismo, todo es ¡'hoy día'!, es la vida misma.

Nosotros la cortamos en un punto pequeño que determina nuestro bienestar o nuestro dolor.

El mañana es aún la vida de uno; toda la vida forma un ¡HOY DÍA!, y no podemos huir de nuestra vida.

Toda mi vida ¡ES!.

De todo cuanto es mi vida, he de decir que ¡ES!.

Comience el lector a tomar nota de los sentimientos que empiezan a surgir con este llamado a la vida, aparte de este momento presente de la existencia y de la distin­ción que hacemos entre ayer y mañana.

En contraste con estos sentimientos hallamos nuestra psicología del momento presente.

Esta psicología (nuestra psicología del momento presente), es lo que gobierna EL AMOR PROPIO Y LA CREENCIA EN EL TIEMPO QUE PASA.

Maurice Nicoll





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