LA UNIDAD DEL SER
Por: Maurice Nicoll
Ha de ser
necesario pues, un sistema que esté por encima de la razón natural, de aquella
que se base únicamente sobre el mundo sensorial, que no puede abrir 'niveles de
realidad' más allá de aquel en el que ordinariamente moramos.
Una religión
'científica' que se base en la lógica de la ciencia natural y de la realidad
que conocemos, es una contradicción en cuanto a términos, pues si
tomamos la palabra religión como algo que significa 'volver a ligar',
quiere decir que tiene un verdadero significado, pero que se ha perdido de
vista hace ya mucho tiempo.
Este significado es
el obtener la unidad; y la unidad connota una realidad superior.
La literatura
Hermética explica el estado corriente del hombre de una manera ligeramente
distinta:
'Lo real es aquello
que tan sólo consiste en sí mismo y que continúa siéndolo en sí mismo; pero el
hombre está compuesto de muchas cosas diferentes, muchos “yoes”, y no continúa
siendo lo que es en sí mismo, sino que muda y cambia de una forma a otra.
Debéis comprender
que únicamente es real aquello que ¡es!, sea lo que fuere.
Pero el hombre no es
algo que siempre ¡es!, y por tanto, el hombre no es real sino, únicamente, una
apariencia.
Deberíamos llamar a
los hombres apariencias....
A un joven la
apariencia de un joven, a un adulto la apariencia de un adulto, etc. (Hermética).
Nosotros creemos que
hay algo más.
¿Pero qué más puede
haber en un sentido práctico?
Si somos capaces de
vernos a nosotros mismos con honradez, advertiremos que somos poco menos que
criaturas del momento.
Pero pensamos lo
contrario.
Imaginamos que
estamos únicamente descansando, que estamos marcando el paso a la espera de
nuestra hora.
Creemos que lo que es
yo en nosotros no cambia nunca y que siempre podríamos ser diferentes
con sólo quererlo.
Y así como imaginamos
que, si lo queremos, podemos obrar conscientemente y comportarnos
conscientemente, así también creemos que tenemos un solo yo, una unidad,
una realidad permanente que preside todo cuanto hacemos.
Si nos enteramos de
que somos una asamblea, o algún monstruo aún más extraordinario que la Hidra, y
con muchas más cabezas, no lo creeremos.
El saber esto, el
conocerlo, es comenzar a saber o tener el conocimiento de algo que no pertenece
a nuestra mente natural, aquélla que está bajo el gobierno de los sentidos.
Aun el comenzar a
saber esto es comenzar a tener un sentimiento distinto de sí mismo, es un
momento en el que queda detenida la corriente de las ilusiones al penetrar la
duda:
'¿Quién
soy yo?'
Es esta
la dirección en la que yacen las posibilidades de un cambio.
Ouspensky siempre
puso gran énfasis en este principió psicológico.
Pues tras de todo devenir
yace aquello que no podemos alcanzar, aquello sobre lo cual no podemos
concentrarnos, porque no podemos volcar nuestro sentir del yo hacia él,
sino que nos vemos arrastrados hacia el “yo” del momento, a la corriente
del tiempo que pasa.
Ya hemos dicho que, a
veces, podemos sentir la irrealidad de todo cuanto hacemos, vemos o pensamos.
Y entonces es cuando
el ilusorio sentir del yo nos abandona.
Pero ya que cualquier
otro sentir del yo nos es extraño nos produce miedo como si fuéramos a
quedar disueltos en la nada.
Comenzamos a
movernos, a decir cualquier cosa, a aclarar la garganta, a fin de poder volver
al sentir lo que nos es familiar.
De suerte que bien
podemos comprender el disgusto que nos causan, por primera vez, las ideas que
amenazan disolver esta 'realidad'.
Y, efectivamente,
nuestra mente natural lucha contra ellas.
Sin embargo, si un
cambio es lo que queremos, es preciso huir del poder de este 'yo' del momento
que pasa, de estos 'yo' que se excluyen los unos a los otros y que obran como
califas o jefes transitorios.
Tiene que haber otro
estímulo.
Nada que pertenezca
al tiempo que pasa puede ayudarnos.
Pero
si puede ayudarnos una idea del tiempo.
Una idea acerca de
algo que nos coloque en una posición precisa con respecto a ella.
Y es justamente en
esto en lo que, antes que nada, reside el poder de una idea.
¿En qué reside el
valor de una idea?
La idea nos da cierto
poder, y hasta cierta libertad.
En esto es en lo que
reside su valor.
En vez de decir:
'Esto es Yo', comenzaremos a darnos cuenta de que esto no es Yo.
¿Qué razón le asiste
al autor hermético para indicarnos que nos expandamos a la 'magnitud de toda
existencia'?
Semejante poder de
una vasta combinación se nos recomienda como un ejercicio que conduce a
la transformación del hombre en 'substancia eterna'.
Cuando Eckhart nos
dice que "huyamos del tiempo', ¿no dice lo mismo?
Pero ninguna idea
natural, ninguna idea hecha a base de lo que efectivamente vemos, podrá
ayudarnos a hacer esto.
Nuestros sentidos nos
aprisionan en el momento presente y crean el tiempo que pasa.
El mundo visible, el
mundo de los sentidos, el “yo”, el momento, todo esto se aúna para
producir un efecto, un punto diminuto de realidad que nosotros tomamos como un
todo.
Se nos recomienda que acrecentemos este
diminuto punto a la magnitud de toda existencia.
Al ser todo,
el hombre en sí mismo no es ninguno de ellos.
El saber y reconocer
todo cuanto hay en la propia vida, el comenzar a conocer y a recordar todos
los aspectos de uno mismo, el sentir toda la vida, eso es comenzar a
cambiar y dejar de ser siempre uno de estos pequeños 'yo' del momento.
Y si pensamos en lo
'eterno' como algo que significa plenitud o unidad, entonces podemos comprender
que en tanto seamos únicamente estos pequeños 'yo', y que mientras nuestra conciencia
siga penetrando totalmente en ellos, no puede haber posibilidad alguna de un
verdadero ser, no puede haber plenitud.
De suerte que contra
el devenir y el cambio en el tiempo que pasa debemos, primero, poner la idea de
la vida extendida en el tiempo.
Esto es la primera idea
que desafía nuestra psicología del momento presente.
Ya hemos tomado nota
de la conexión que existe entre esta idea y la unificación de la vida.
La unificación de la
vida depende de otra comprensión del tiempo.
Dicho en otra forma,
la manera cómo sentimos el yo de ordinario no nos permite alcanzar la
unidad.
Pero ya hemos conectado
una nueva comprensión del tiempo con un nivel diferente de conciencia.
La unificación de la
vida, el logro de un nivel superior de conciencia, una distinta comprensión del
tiempo, y un nuevo sentir del yo se encuentran así relacionados.
Maurice Nicoll
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