LA CREACIÓN DEL AHORA
Por: Maurice Nicoll
Si al experimentarlo
en su aspecto más significativo, el mundo es una serie de transformaciones
mentales, sigue que será nuestra conciencia
la que determine nuestra situación en el.
Si la vemos bajo esta
luz, nuestra posición en el mundo dependerá de la calidad o nivel de
conciencia.
En nuestra conciencia
ordinaria hay cierto número de estados ya
desarrollados.
Cualquier estado es
un lugar en el espacio
interior, y tiene sus propiedades especiales, y una situación en el espacio exterior.
Por ejemplo, el
estado de sospecha es un lugar que tiene sus propiedades.
Al encontrarnos en
este estado PODEMOS ESTUDIAR sus propiedades en el lugar que ocupa en el
espacio interior, siempre y cuando estemos lo suficientemente desprendidos.
En lo exterior habrá
una situación correspondiente.
La transición al
estado de dicha significará un movimiento a otro lugar en el espacio interior,
y las propiedades de tal estado serán muy diferentes.
Todos los estados
ordinarios del ser humano pertenecen al nivel ordinario de conciencia, y esto
nos proporciona un nivel del mundo, aquel hacia el cual estamos naturalmente
relacionados.
Un nuevo estado de
conciencia es una apertura a otro nivel del mundo.
A Grosso modo, hemos
visto que estos niveles son discontinuos.
En otras palabras, el
mundo psicológico no es un mundo uniforme.
No es del mismo orden
ni se encuentra al mismo nivel del mundo físico, así como el mundo externo y
visible no tiene la misma escala que el invisible.
Así como aquel
fragmento del todo, que nos parece ser el universo exterior que registran los
sentidos, es el mismo para todos, así su porción inmanifestada y que se capta
por la experiencia interna también es el mismo para todos.
A esto último es a lo
que llamamos el espacio interior.
Por este motivo
llegamos al mismo lugar a que
otros llegan, y tenemos las mismas penetraciones, las mismas aberraciones y
las mismas locuras.
Y, en verdad, y continuamente,
siempre llegamos a los mismos lugares
sin darnos plena cuenta de ello, tal como en el espacio exterior cubrimos el
mismo terreno en nuestros movimientos diarios.
En términos psicológicos
siempre tenemos que estar en alguna
parte del estado interior, tal como ocurre en el espacio exterior.
Lo que eleva nuestro
nivel de conciencia y nos abre un aspecto diferente del mundo, es la creación
del ahora.
El hombre del tiempo
conoce únicamente estados, y se apresura en ir de uno a otro.
El ahora! es una vertical en esto y
pertenece a la escala de grados.
En el ahora! nos colocamos por encima del
estado.
El espacio interior
cambia, se amplía.
Sentir el tiempo en sí, es abrir un corredor
interno.
En lugar de los
vengativos demonios que habitan en nosotros, a menos que nosotros nos habituemos
a nosotros mismos, nos llega el sentido de la vida.
Termina el asesinato
del pasado, porque las grandes negaciones que corresponden a la ilusión del
tiempo que pasa, comienzan a abandonarnos, y toda la vida empieza a penetrar en
el ahora!, 'Los justos viven en
la eternidad', y no 'para siempre' como dice la traducción que yerra en su
propósito.
Vivir en la eternidad
es vivir en el eón, en la
unidad, en la plenitud, en lo que es
completo, en la integración de toda la
vida.
Y esto es el ahora!
El enemigo de este ahora! es la ilusión del tiempo que
pasa.
El ahora corresponde al segundo sistema,
al segundo triángulo de Fludd.
Corresponde a la captación
de las dimensiones del tiempo.
Cuando llegamos al ahora!, el mundo queda vuelto al
revés.
Nos hallamos en el
centro de las cosas.
La responsabilidad es
nuestra.
Si en nuestras vidas
hubiese este ahora!, dejaríamos
la costumbre de culpar.
Maurice Nicoll
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